miércoles, 22 de enero de 2014

Otoño

–¿Volverás? –le pregunté.

Ella bebió un sorbo más de su té y dijo:

–No sé. Sí. Yo no soy de las que vuelven. Seguro volveré. Espérame, pero no más tarde de las seis y sólo hasta que pase el otoño.
Recuerda sacar al perro a pasear y abrirle la ventana al gato.
El olor a café por la mañana, pero beberlo en la tarde.
Duerme siempre del lado izquierdo de la cama. Sabes que me gusta que me abraces del lado derecho; me deja ver tu lunar.
No recojas las hojas secas de la entrada y menos al atardecer, cuando el sol las convierte en el confeti de las fiestas de despedida.
Canta, pero no en las noches, que me vuelves mar.
Procura dejar una luz encendida, pero cierra todas las cortinas.
Come de todo, pero a su modo. Sonríe con los ojos.
–Entonces, ¿volverás?
–No. Pero te dejo mi recuerdo. Se queda como tu inquilino permanente.
Quiero que se sienta cómodo y que no pase frío por la noche.
No dejes que le falte amor.


Tomado de un grupo de lectura de Facebook, no conozco el autor pero me pareció muy bonito.


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