Me dices te quiero, te respondo que yo más, y ambos sabemos que no es verdad. Que jugamos a querernos porque no tenemos a quien amar. Y es un juego bonito saber que al despertar voy a tener un mensaje tuyo, al que responderé diciendo que no quería despertar para no dejarte de soñar.
Que las mentiras no son tan malas si a las partes implicadas no les gusta la realidad.
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